Herlinda y la ausencia de Gustavo:
Shakmuria | sábado, 30 de junio de 2012 | Etiquetas: Mis historias escritas
-En 6 meses voy a regresar. Espera a juntar dinero suficiente para hacer una boda en grande, y me regreso.-Gustavo le dijo a Herlinda y subió al autobús rumbo a la capital. Ella le abrazó llorando, decidida a ser paciente.
Él prometió que le llamaría frecuentemente, pero como en casa de Herlinda no hay teléfono, lo haría a casa de su vecina.
Pasaron 4 días cuando Herlinda fue a casa de su vecina Hortencia, y poniendo en evidencia su impaciencia.
-¿No ha llamado?
-Tranquila, muchacha, apenas han pasado 4 días. -
-Pues sí, pero ni siquiera sé sí llegó bien.-
-No seas negativa. Cómete estos tamalitos.-
Pasó una semana más, y por fin Herlinda pudo escuchar la voz de su novio.
-¿Por qué no me habías llamado en todos estos días?-Le preguntó ella casi llorando.
-Porque no había conseguido trabajo. Y no quería preocuparte si me preguntabas cómo me estaba yendo.-
Desde esa vez, Gustavo le llamaba cada 3 días, y siempre en cuanto eran las 7 en punto de la tarde.
Se cumplieron 2 meses de su partida y Herlinda comenzó a notar algo raro; él ya no marcaba frecuentemente, y cuando lo hacía, su llamada era breve. Ella sufría, pero a la vez, le animaba la esperanza de pensar en que quedaban menos meses para su regreso. Contaba los días impacientemente para verle llegar. La situación empeoró; cuando ellos hablaban, siempre terminaban discutiendo. Ella le hacía preguntas compulsivamente sobre su falta de interés por el noviazgo, y él le respondía: "Ya vas a empezar".
-¿Acaso estás enamorado de otra?-
-¡Ya me tienes harto de tus celos!-
-No son celos. Tú estás distante de mí.-Le dijo ella con la voz quebrada.
-Mira, ya no te llamaré más. Trabajo bastante, y cuando te hablo es para discutir, para amargarme la existencia. En 3 meses que regrese, volvemos a tener comunicación.
Colgó cruelmente, y ella no pudo dejar de llorar. Hortencia le miró, y le abrazó.
-No te compliques la vida, muchacha. Ya encontrarás quien te quiera.-
-Yo le quiero a él.-
-Pues sí, pero mira cómo está siendo contigo. Seguro tiene otra novia.-
Eso hizo sentir peor a Herlinda. Pese al dolor que sentía en ese momento, tenía la esperanza de que él le llamaría pronto. No fue así; pasaron 8 días, y cada vez la iba perdiendo más.
-¿Crees que me vuelva a llamar?-
-Y yo qué voy a saber, Herlinda. Sólo él lo sabe y Dios.- Eso le dijo su tía.
-¿Qué puedo hacer? ¿Voy a buscarle?-
-¿Hasta la ciudad? ¡Estás loca! Mejor hay que apurarnos a terminar estos elotes para ir a venderlos pronto a la plaza.-
La mirada de Herlinda demostraba que sufría. Por más que intentara ocultarlo, se le notaba la nostalgia.
Estaba preparando para poner el puesto de elotes en la plaza, cuando un imprudente llegó.
-¿Es cierto que ya no eres novia de Gustavo?-
-¿Quién te dijo eso?-
-¿Ya no es tu novio él?-
-¿Por qué quieres saber?-
-¡Qué carácter! Cásate.-
Herlinda se preguntaba cómo sería la vida de Gustavo. Si tenía una nueva novia, si había olvidado sus planes de boda. Si regresaría al cumplirse 6 meses de su partida.
-¿Crees que me ame?- Le preguntó a su amiga. No había día en que no le hablara sobre él.
-Yo pienso que sí te ama. Va a regresar, no te preocupes.-Ella le animaba a Herlinda.
Es que, Herlinda esperaba escuchar lo que ella necesitaba para sentirse mejor. Como si las personas pudieran decirle la realidad, lo que en verdad ocurría por la mente de Gustavo. Pedía consejos, hacía preguntas, y cada persona le daba su opinión. Al final, lograba quedar más confundida.
Se cumplieron 6 meses de la partida de Gustavo. Herlinda con la fuerte esperanza de que en cualquier momento llegaría, comenzó a sentirse feliz. A veces se iba por las tardes a la parada de los autobuses, a esperar a Gustavo. Bajaba gente, pero él no, y ella seguía con su esperanza.
-Hoy no llegó. Mañana será.-
15 días después:
Gustavo le dijo al irse, que regresaría en 6 meses, pero ya habían pasado 15 días más, y no daba señales de regreso. Herlinda se sentía preocupada, pues ni siquiera le había llamado. Y ellos ya habían hecho planes de boda.
Cuando le preguntaba a los padres de él, ellos decían no saber lo que ocurría. Pero en realidad, le ocultaban la verdad. Sólo le decían que no se preocupara, que él estaba bien.
Para ella no era suficiente eso, pues quería, necesitaba que regresara.
Se cumplieron 8 meses de que Gustavo se fue, pero no había dado señal de regreso. Había gente que le decía a Herlinda, que no perdiera las esperanzas. Otra gente le decía, que se diera por vencida, que dejara de hacerse ilusiones y comenzara a superar eso. Ella no podía lograrlo, porque se había aferrado a verle llegar.
La navidad se estaba acercando, y una tía de la ciudad, llegó a visitarle.
Herlinda le contó lo qué le afligía. Y ella, le sugirió que se fuera a vivir con ella, que necesitaba una sirvienta de confianza, y que podía estudiar allá.
Se fue con ella. Los meses pasaban, y Herlinda se esforzaba por terminar la preparatoria. Conoció a un buen hombre en la escuela, un profesor de informática, llamado Adal, que comenzó a intentar conquistarle.
-Está un circo muy bueno cerca de aquí. ¿Vamos?-Le sugirió él.
Ella aceptó.
Así comenzó el romance. Ellos se hicieron novios. Pero un día, después de casi un año de estar en la ciudad, la llamada de su vecina Hortencia le perturbó.
-Gustavo regresó.-Le dijo la vecina con entusiasmo.
-¿Qué?-No podía creer lo que estaba escuchando..
-Sí, y además, preguntó por ti. Quiere ir a buscarte.-
Herlinda sintió una extraña emoción. Le agradó escuchar eso.
-¿Cuándo llegó?-Herlinda preguntó entusiasmada.
-Hace dos días. ¿Qué le digo de tu parte? ¿Me dirás tu dirección?-
-Es que...-
-¿Es que... qué?-
-No sé si sepa que yo tengo novio ya.-
-Sabemos todo de ti, muchacha.-
-¿Lo sabe Gustavo?-
-Hasta crees que alguien en el pueblo no le iba a decir. Con los chismosos que son.-
-¿Qué dijo?-
-Dijo que va a luchar por ti.-
-Ha enloquecido. Él no regresó.-Herlinda estuvo a punto de comenzar a llorar.
-Pienso que ustedes dos tienen mucho de que hablar.-
-¿Usted cree?-
-Pues es mi punto de vista.-
Herlinda le dio la dirección a Hortencia. 3 días después, Gustavo fue a verle.
Una mañana tocaban la puerta de la casa de la tía de Herlinda, y al abrirle, allí estaba él, parado junto a la puerta, con un ramo de rosas.
Al mirarse los dos, se abrazaron y comenzaron a llorar.
-¿Por qué no regresaste? ¿Por qué ni siquiera llamaste?- Ella llorando le preguntó.
-Tenemos mucho de que hablar. ¿Vamos a desayunar?-
Los dos fueron a un restaurante.
Ella pidió lo más barato que miró en la carta, y él, sólo un jugo de naranja.
-¿Ahora sí vas a decirme qué fue lo que te ocurrió? ¿Por qué dejaste de llamarme?-Le preguntó ella con tristeza e incertidumbre.
-A veces las cosas no son como uno las espera. Pero no hablemos de ese tema. Realmente me lastima. Mejor empecemos de nuevo.-Él le sugirió con lágrimas en los ojos.
-¿Así de sencillo? ¿Cómo justificas que no me hayas hecho una llamada en tantos meses?-
-Mira, no quiero hablar del tema. Sólo quiero que sepas que te amo. Veo que no podrás perdonarme, así que, me voy.-Usó el chantaje para convencerle, y se paró haciendo como que se marchaba.
-No. No te vayas. Siéntate.-Le dijo Herlinda.
-¿Seguirás haciéndome reproches?-
-No. Pero, es que, realmente me parece difícil hacer como que no ha ocurrido nada. Fueron tantos meses. Dime, sé honesto: ¿Tuviste alguna novia?-
-Por favor. ¿Cómo crees? En estos meses me la pasé trabajando. Mira, tengo una casa en Tijuana. En todos estos meses, estuve allá.-
-¿No estuviste en la ciudad de México?-
-Bueno, sí, los primeros 4 meses. Luego me fui a Tijuana.-
-¿Eso significa que te ha ido excelente por allá?-
-No me puedo quejar económicamente. Me ha ido bien. Tengo la casa, dos coches, y dinero. Vete a vivir conmigo.-
-Es que...-Se quedó ella pensativa.-
-No me digas que no quieres dejar a tu noviecito.-
-Todo lo miras tan fácil.-
Gustavo logró convencer a Herlinda con sus chantajes. Al día siguiente se fueron a Tijuana. Ella ni siquiera tuvo la amabilidad de decirle a su novio que le dejaba por otro.
Cuando Adal fue a buscarle, se dio una sorpresa. La tía de ella no sabía ni dónde poner la cara, de lo avergonzada que se sentía.
-Ay, jovencito. No sé cómo decirte. Mira, Herlinda...-
-¿Herlinda qué? ¿Qué ha sucedido a ella?-
-No quiero lastimarte, pero es mejor que sepas la verdad. Te vas a decepcionar de Herlinda, pero es mejor así. Mira, Herlinda se fue hoy muy temprano con su ex novio.-
-¿Con su ex novio? ¿Hacia dónde?-
-A Tijuana.-
-¿Por qué?-
-Va a vivir con él allá.-
Adal no supo de dónde tomó fuerzas para seguir hablando y no llorar delante de la tía de Herlinda.
-Muchas gracias por ser honesta. Ahora debo irme, y no se preocupe por mí: Estaré bien.-
-Dios te bendiga, muchacho.-
Mientras el joven se deshacía por dentro, Herlinda iba muy feliz en el coche de Gustavo.
Ni siquiera pensaba en el sufrimiento de Adal. Su actitud egoísta era muy grande.
Mientras tanto, Adal lloraba encerrado en su cuarto. Estaba anonadado. No podía creer lo que le estaba ocurriendo. Deseaba gritarle tantas cosas a ella. Hacerle tantas preguntas.
Herlinda Y Gustavo llegaron a Tijuana. La casa era no muy grande, pero estaba bonita.
-¿Esta es tu casa?-Preguntó ella sorprendida.
-Nuestra casa.-
Ella estaba muy feliz.
-Apúrate a abrir la puerta. Quiero entrar ya.-
Los días pasaban, y Herlinda vivió todo un sueño. Pero comenzó a notar actitudes raras en Gustavo. Cuando le preguntaba, él se hacía el ofendido.
-¿Por qué sales a esta hora?-
-Debo ir a trabajar. Me han llamado.-
-¿Por qué no quieres decirme en qué trabajas?-
-Mira, a ti no te falta nada. ¿De qué te quejas? Llevamos una semana viviendo juntos, y ya no te tolero. Sigue así, y te regresas al pueblo o con tu tía.-
Ella lloraba. Se prometió que no le volvería a hacer preguntas a Gustavo. Temía a disgustarle.
Cayó la madrugada, y Herlinda se sorprendió de lo que miró; Gustavo entró al cuarto, con una maleta, y al abrirla, se dio cuenta ella que tenía mucho billetes de 500 pesos. Ella se hacía la dormida, pero eso no le pareció normal. Y siguió observando disimuladamente.
Continuará...
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1 comentarios:
Me cayó mal ese Gustavo!
prometo que comentaré cada una de las entradas que tienes...
me gustó mucho la primera parte...
te quiero muchoooooooooooooooooooo
gracias por cada vez que puedes darme la dicha de mostrarme lo que escribes...
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